¿Existe el mercado de los baby boomers en América Latina?
Con frecuencia oímos hablar sobre los “baby boomers”, esta generación que en Estados Unidos ha transformado tantos paradigmas sobre lo que antes significaba el retiro, la vejez y la pensión. Sin embargo, nos preguntamos qué tanto nuestros países latinoamericanos puedan llegar a vivir un auge del mercado de los adultos.
Los baby-boomers son la generación de los nacidos entre 1946 y 1964. La denominación parte del “boom” de bebés que nacieron después de la Segunda Guerra Mundial. Son los hijos del optimismo, de la esperanza y de la nueva era en la que el mundo esperaba que todo fuera mejor. Aunque en muchos casos se habla de las generaciones como algo global, es muy difícil que se aplique a países como los latinoamericanos porque nosotros hemos vivido realidades muy diferentes a aquellas que han motivado “booms” de población de los países desarrollados.
Lo cierto es que hoy los “baby boomers” en Estados Unidos son considerados como uno de los mercados más importantes pues las nuevas tecnologías y el mejoramiento de las condiciones de salud han hecho que los mayores de 50 años tengan muy buenas condiciones de vida, buena cantidad de dinero disponible y un interés por mantenerse vigentes y activos como no había ocurrido en ninguna otra generación adulta en la historia de la humanidad.
El primer factor que hace que nuestros mayores latinoamericanos no puedan ser comparados con los baby boomers gringos es que no tienen los ingresos suficientes para que se comporten como un mercado interesante. En un estudio presentado por la Universidad Nacional de Colombia en el 2006, decía que menos de un 20% de las personas de la tercera edad tienen acceso a una pensión en Colombia. Los demás países de la región deben vivir una realidad muy similar.
Esa carencia de dinero hace que los adultos sean un grupo objetivo únicamente atractivo para categorías que tienen que ver con las realidades de la edad (medicamentos, incontinencia, etc), cuando podría ser un grupo interesante para otro tipo de productos o servicios. Hoy en Estados Unidos se dice que los 50 son los nuevos 30 y los 60 son los nuevos 40. Con esto se indica que una persona que hoy cumple 50 ó 60 años está lista para empezar nuevas opciones de vida como estudiar otras alternativas profesionales, desarrollar nuevas actividades, viajar o practicar sus hobbies.
Ahora, lo que sí aplica a nuestros mercados, es la prolongación de la expectativa de vida. Según la Unicef, la esperanza de vida en 1970 en un país como Colombia era de 61 años. Hoy por hoy es de 73 años. Así que nuestros adultos, aunque con menos recursos disponibles, sí son un grupo creciente en tamaño. Hay muchos productos o servicios en los que podrían estar interesados y que aunque sus recursos sean limitados, podrían igualmente llegar a ser un grupo interesante. Un caso particular es el acceso de este grupo a Internet y a opciones de entretenimiento como la televisión por cable.
Aunque es muy obvio que la atractividad de un mercado depende de los recursos que tenga ese mercado, también es cierto que un mercado de un tamaño creciente, puede llegar a ser desarrollado por aquellas marcas que ofrezcan opciones de acceso y que les entreguen valor. Es decir, posibilidades de entretenimiento, de ocupar el tiempo y de socialización. Son muy pocas las veces que las marcas en América Latina se preguntan por este grupo objetivo y menos aquellas que se arriesgan a crear productos para ellos. Por el contrario, es frecuente ver proyectos de marca que se hacen como respuesta al hecho de que una marca está ganando relevancia entre los adultos mayores. Esto no quiere decir que los jóvenes no sigan siendo el grupo aspiracional por excelencia. Es solamente que puede estar surgiendo una oportunidad en un grupo objetivo al que muy pocos están mirando.
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